De vendedor de golosinas a dueño de pinturas Anypsa

Sin más capital que el olfato y la tenacidad, un hombre edificó junto a sus hermanos Alejandro y Prudencio, una de las principales compañías del país. Nos referimos a Nemecio Torvisco, la imagen del nuevo perfil del empresario peruano. La confirmación que se pueden hacer fortunas sin tener que cruzar la frontera. Aquí su historia.

Muy niño aún, tuvo que trabajar duro en el campo con sus hermanos y su madre para llevar todos los días algo a la mesa de su hogar.
No importaba si la lluvia era fuerte, si el frío era intenso, había que cultivar la tierra. En su natal Abancay, antes que el gallo cantara, su abuelo lo despertaba a las cuatro de la mañana junto a sus hermanos para darles ánimo, decirles que tenían que luchar en la vida y a pesar de que su padre no estaba con ellos puesto que había fallecido, se hubiera sentido orgulloso de verlos triunfar algún día. Desde pequeños, los hermanos Torvisco hicieron la promesa de mantenerse unidos. Años más tarde, migraron a la capital a estudiar y trabajar.

Así llegaron al populoso distrito de El Agustino. En el colegio no les agradaba el recreo porque todos los niños salían a comprar caramelos, galletas, y ellos no tenían la propina de papá o mamá para hacer lo mismo. Nemecio recuerda especialmente un bizcocho con pasas, cuyo olor se dejaba sentir a la distancia, y no podía comprarlo; por eso, prefería quedarse en el salón de clases.

Era mediados de la década de 1980 cuando Nemecio Torvisco empezó a vender golosinas en la puerta del cine Riva Agüero en El Agustino. Desafiando el peligro que encierra la noche, esperó a que saliese el último asistente de la última función nocturna para venderle algo. Su perseverancia para los negocios ya se manifestaba, y moldeó su personalidad. Además de vender caramelos en la puerta del cine, Nemecio también trabajaba en una carpintería y procuraba ahorrar todo lo que podía.

El emprendedor Nemecio recuerda que fue uno de sus hermanos mayores, Alejandro quien los metió en la aventura. «Él trabajó varios años en una fábrica de pinturas y ahí aprendió cómo se preparan». Pero las malas condiciones laborales y una casualidad –una amiga suya trabajaba en una ferretería– lo empujaron a cambiar la producción por la venta. Así supo que en una semana las ganancias eran superiores a su jornal de empleado. «Después de un mes jaló a Prudencio, que trabajaba en construcción, y luego me pidió que dejara la carpintería para vender pinturas los tres juntos», recuerda ahora el gerente financiero de Anypsa.

Nemecio repartía en una bicicleta pintura a clientes de diferentes distritos, y llegó incluso a Villa El Salvador, que distaba bastante de su barrio. Usaba una mochila en la que colocaba el pago de sus ventas: fajos y fajos de billetes. Era la época de la hiperinflación.

Cierta noche, en una reunión familiar, estaban Alejandro, Nemecio y Prudencio –los hermanos Torvisco –reunidos tal como lo habían prometido de niños, cuando uno de ellos le preguntó si tenía algún dinero ahorrado. “Sí, ¿para qué?”, preguntó Nemecio. “Para comprar un motor eléctrico, vamos a poner una fábrica de pinturas”, fue la respuesta del hermano. Al día siguiente fueron a la calle Pachitea en el centro de Lima a comprar el motor eléctrico, y luego al jirón de La Unión a que les hicieran el logo de su empresa. Así nació Anypsa, denominación formada por las iniciales de sus nombres.

El primer local que alquilaron, de cien metros cuadrados, resultó una pésima inversión, fueron estafados, pues quien les alquiló el local no era el verdadero dueño. Se recuperaron y compraron un local en Santa Anita continuando con el proyecto. El 11 de setiembre de 1991 a las 11 de la noche comenzaron a elaborar las pinturas. Su local no contaba con techo y caía una persistente garúa “Tuve que cortar un par de bolsas de plástico y coserlas para utilizarlas como techo, de manera que la lluvia no afectara la preparación de las pinturas. Con mi hermano sostuvimos el plástico por ambos extremos durante varias horas esa noche”, recuerda vívidamente Nemecio.

Sus primeros intentos fueron fallidos, no tenía mucho conocimiento de cómo calcular los impuestos, y en el intento malogró varias facturas hasta que obtuvo una perfectamente mecanografiada y bien calculada. Aun así salieron adelante. Un año después ya producían al 100% de su capacidad, razón por la cual se mudaron a un local cuatro veces más grande en el Naranjal, cuya compra fue financiada por un banco. Para cuando la empresa fue rebautizada, los Torvisco ya habían pasado de hacer sus repartos y cobranzas en bicicleta a tener una pequeña camioneta repartidora.

Desde 1994, Anypsa no ha parado de crecer hasta ser ahora una de las principales empresas de su rubro, con una planta de 60.000 metros cuadrados en Carabayllo y con interesantes proyectos en el sector inmobiliario y de bebidas.
Sus operaciones y ventas crecieron con el transcurso de los años, y ahora tienen una moderna planta de pinturas de 45 mil metros cuadrados, en la que operan 280 trabajadores, que en su mayoría proviene de Abancay. Poseen una flota de más de 34 camiones de reparto y ya exportan a países vecinos como Ecuador y Bolivia, su trabajo y sus planes no cesan comenta Nemecio, mientras caminamos entre los miles y miles de baldes de pintura de todo tipo y precio, depositados en gigantescos almacenes que semejan hangares de aviones. Pintura industrial, para el hogar, para autos, para todos los gustos y colores.

En Navidad realizan chocolatadas en su pueblo natal, a donde llevan unos cinco mil panetones. Ello los obligó a crear su propia panadería que produce los panetones Torvisco. También tienen una cervecería que ya da que hablar: Anpay, pequeña aún, pero que dispone de un terreno y equipos para ampliar su producción. Ahora, desde la comodidad de su oficina, ubicada en el piso cinco de su propio edificio, donde está el área administrativa, con una computadora personal con pantalla de plasma y un confortable sillón gerencial, nos narra sus inicios con la transparencia y la humildad que no ha perdido con el tiempo.

Fuentes consultadas:
http://nuevaspymes.blogspot.pe/2008/09/anypsa-y-los-hermanos-torvisco.html

Anypsa: la historia de Nemecio Torvisco y el color del éxito

http://www.deperu.com/historias_exito/anypsa.php
https://pymex.pe/pymes/historias-de-exito/de-vendedor-de-golosina-a-tener-su-propia-fabrica-de-pintura-la-historia-de-anypsa/

Compilación y adaptación: Asesoría Macgo

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