Las cosas no siempre son lo que parecen

Angel-Macgo

Dos ángeles que viajaban se decidieron a pasar la noche en el hogar de una familia rica.

La familia era grosera, y no quisieron dar a los ángeles el cuarto de huéspedes de la mansión. En su lugar, fueron hospedados en un espacio frío del sótano.

Los ángeles hicieron su cama en el suelo duro. Entonces, el ángel más viejo vio un agujero en la pared y lo reparó. Cuando el más joven le preguntó por qué lo hizo, el de mayor edad le contesto:

—Las cosas no son siempre lo que parecen.

La noche siguiente, los ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre, pero el granjero y su esposa eran muy hospitalarios.

Después de compartir el poco alimento que tenían, los esposos dejaron dormir a los ángeles en la cama de ellos, para que se sintieran cómodos el resto de la noche. Cuando el Sol salió, a la mañana siguiente, los ángeles encontraron al granjero y a su esposa muy tristes: su única vaca, de la cual obtenían dinero por su leche, yacía muerta el campo.

El ángel joven se enojó, y le preguntó al ángel viejo por qué permitió que esto sucediera.

—El primer hombre tenía todo y lo ayudaste…, la segunda familia tenía muy poco y estaban dispuestos a compartir todo… y dejaste morir a su única vaca.

—Las cosas nos siempre son lo que aparentan —le contestó el viejo ángel—. Cuando permanecíamos en el sótano de la mansión, noté que había oro en ese agujero de la pared. Puesto que el propietario era tan obsesionado, avaro y poco dispuesto a compartir su buena fortuna, sellé la pared para que jamás lo encuentre.

—Ayer por la noche —continuó el ángel—, cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el ángel de la muerte vino por su esposa. Pero le di la vaca en lugar de ella.

¿Que nos da a entender este cuento?
La practica de la hospitalidad no debe distinguir entre los que más tienen y los que menos tienen; comportémonos como buenos anfitriones, dándoles la correcta acogida a nuestros invitados.

Bibliografía:
Atkinson William W. ABC de la Voluntad: ¡Quiere y Podrás!. Lima: Corporación Editora Chirre S.A. 2011, p. 69-70.

Comentario sobre el cuento:
Miguel Canales Goycochea

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